Madrid || Cap. 1

10:00 a. m.

Jueves 4 de Febrero de 2016.
"Coke, vámonos a Madrid la semana que viene"
Lunes 8 de Febrero de 2016:
 Son las 7 y media de la mañana y nos subimos al tren para llegar a los madriles cinco horas después.  Pasamos el rato en el tren fotografiando paisajes, leyendo libros, jugando a ese tipo de juegos que  tenemos en el móvil para casos como éste, y dormimos. Esperamos ansiosos la hora de llegar a la estación de Chamartín.




 Llega la ansiada estación a nuestra vista, con muchas ganas de salir y respirar aire madrileño. Mucha gente. Al salir de la estación nos dirigimos a la de metro para coger el que nos llevaría hasta Gran Via, dónde se encontraba nuestro hotel. Como buenos principiantes, cogimos un bono de diez viajes de metro, pensando que lo usaríamos a lo largo de esos cuatro días, pero lo cierto es que solo gastamos dos, el de ida desde Chamartín a Gran Vía, y el de vuelta.
El hambre y el cansancio son los protagonistas durante el trayecto. Pero por fin llegamos a Gran Vía y entramos en un portal. Subimos hasta la primera planta cargados con las maletas para registrarnos en ese precioso hotel que tanto habíamos estado mirando en Instagram, el Praktik Metropol . El hotel es precioso, muy moderno, pero a la vez con un rollo vintage. Subimos en busca de la habitación y, después de perdernos por los inmensos pasillos que recorren la cuarta planta, la encontramos. Los pasillos me recordaron, al igual que el olor, a un hotel en el que me había alojado en mi visita a Londres hace casi seis años, bueno, hotel...


Tras colocar nuestra ropa y ordenar un poco, nos duchamos y nos arreglamos un poco para salir a dar un paseo por las calles de Madrid. Bajamos la calle, la peculiar calle, hasta llegar a la Plaza del Sol. Fichamos algunos locales, como el Pans y Topshop, para volver más tarde. Nuestro objetivo sin duda era El Retiro.
Yo ya había estado antes en Madrid, pero sin duda no lo vi de la misma manera. Supongo que cuando somos pequeños vemos las cosas mucho más bonitas o interesantes de lo que realmente son, o a lo mejor es que no nos fijamos tanto y solo nos quedamos con lo que nos llama más la atención. El caso es que Madrid había cambiado, y ya no sabía si era el cansancio, el hambre o el pensar que iba a pasar cuatro días en esa ciudad, pero me sentía totalmente perdida. No sabíamos a dónde ir, ni qué hacer. Nos pasó lo que siempre pasa cuando vas a una nueva ciudad, que planeas ir a mil sitios, pero "otro día", y al final no vas.





Dimos un interminable paseo por el parque en busca del Palacio de Cristal que Coke ya había visitado el año anterior. Es increíble, suelo blanco y todo cristal. No hicimos demasiadas fotos, pero volveríamos otro día para hacerlas.
Tras pasear un rato por El Retiro, muertos de hambre, nos dirigimos a por algo de comer o de beber al Starbucks de la Plaza Cánovas del Castillo. Después de tantos vídeos y fotos de bloggers y youtubers hablando sobre el famosísimo té chai, me decidí a probarlo y he de decir, que no bebería otra cosa en esos cuatro días. Es uno de los mejores tés que he probado en mi vida, con un toque a canela y picante.







Once kilómetros andando por las calles, plazas y tiendas, volvemos al hotel para ver la increíble azotea con unas vistas aún más impresionantes y para dejar las cosas en la habitación antes de bajar a por la cena.



Más tarde, volvemos al hotel con dos bolsas del Pans y un hambre voraz. Al terminar de cenar y después de un rato de no hacer nada viendo la tele, nos vamos a dormir  para recuperar fuerzas, y menos mal, porque no teníamos ni idea de lo que nos esperaba al día siguiente, pero eso os lo cuento en el próximo capítulo ¡Buenas noches, Madrid!

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